Las áreas húmedas, como cocinas, baños o el entorno de una piscina son especialmente propicias a provocar resbalones.
Por eso es conveniente pavimentarlas con suelos y elementos que tengan propiedades antideslizantes (clase 3 del Código Técnico de la Edificación, CTE) como las maderas o el revestimiento cerámico con superficie microtexturada para aumentar el nivel de adherencia con el suelo seco o mojado.